En el marco de su primer aniversario, el Centro Cultural Contraviento tuvo una noche destacada con el show del gran exponente de la guitarra de Brasil, Toninho Horta. Se trató de la primera visita internacional en el espacio cultural y superó largamente las expectativas.
La presencia del reconocido artista en el ciclo Jueves en Contraviento tuvo eco en la enorme asistencia al auditorio. El público se acercó curioso por ver cómo tocaba el histórico artista, cómo practicaba ese género tan atractivo que es la bossa y otros ritmos.
Con una guitarra color pastel, el brasileño se sentó en el centro del escenario acompañado a su izquierda por el portugués Sandro Norton y a la derecha por el argentino Juampy Juárez en el marco de la Guitar Elite Summit.
La figura de Toninho llegó con sus credenciales. Ganador del Latin Grammy 2020 con el álbum Belo Horizonte, ha acompañado y grabado con las máximas figuras de su país, como Elis Regina, Chico Buarque, Gal Costa, Sergio Méndez, María Bethania y Milton Nascimento, entre otros artistas.
Pero a las credenciales hay que validarlas y el artista tardó apenas unos acordes para demostrar el arte de tocar la guitarra. En el comienzo regalaron una melodía instrumental dulce y breve como forma de presentación y de aceitar los dedos.
Luego sí, casi una hora y media de sensibilidad melódica. Toninho dice tener una “visión orquestal de la música”, donde la guitarra “dialoga con todo lo que sucede a su alrededor”. El público de Contraviento fue parte de ese ambiente, sin dudas.
Promediando la noche, en un portuñol más que aceptable, Sandro Norton presentó un clásico argentino en un evidente guiño al público: Libertango. Tres guitarras para interpretar a Piazzolla no podía tener otro resultado más que la ovación.
A continuación, Toninho y Juárez bajaron del escenario. Norton interpretó una particular canción a partir de golpes en el traste, sin rasguidos, para mostrar lo versátil del espectáculo.
De vuelta al escenario, Toninho desplegó su influencia en el jazz y la música popular brasileña. De ahí en más el show se embarcó en un viaje musical. “La música es un universo de colores y emociones”, sostiene el guitarrista y vaya si coloreó al blanco auditorio principal.
Sereno y de sutil virtuosidad, Horta le permitió al público rosarino disfrutar de un concierto excepcional en el Centro Cultural Contraviento.